Científicos de Marruecos, Francia y España han encontrado una nueva falla en formación en el fondo del mar Mediterráneo que, según los estudios realizados, no cabe la menor duda de que ha sido la causante de tres terremotos registrados en 2016, 2004 y 1994, en las que en uno hubo casi 600 víctimas mortales. Esta semana destacamos en La Misterioteka de David Fernández este nuevo hallazgo de la comunidad científica.
¿CÓMO HAN DESCUBIERTO ESTA NUEVA FALLA? ¿SOSPECHABAN DE ALGO?
Pues lo cierto es que en enero de 2016 un sismo de magnitud 6,3 en la escala de Richter sacudió Melilla e hirió a 26 personas. Tras el temblor se aprobó una “campaña de urgencia” con el buque de investigación oceanográfica Hespérides para intentar localizar el origen de este sismo ya que la sismicidad no se correspondía con las fallas conocidas en el norte de Africa ni con la principal falla submarina de la zona, la de Al-Idrisi, que está en la zona central del mar de Alborán. Esto hizo saltar las alarmas y empezar a “sospechar” que algo no encajaba a no ser que hubiese alguna falla “desconocida” aun por los científicos.
Los resultados de esta campaña, realizada en mayo de ese mismo año, han destapado la existencia de una nueva falla más al oeste que fue la causante del terremoto de Melilla, según un estudio publicado en la revista Tectonics de la Unión Geofísica de EE UU. “Esta nueva zona sísmica resulta ser mucho más activa que las ya conocidas”, explica Jesús Galindo-Zaldívar, investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC-UGR) y coautor del estudio. Esta misma falla también habría causado el terremoto de magnitud 6,3 que afectó a la ciudad marroquí de Alhucemas en 2004 causando 564 muertos y otro que afectó a Almería y Alhucemas en 1994.
En esta zona se produce el contacto entre la placa africana y la euroasiática, que empujan una contra la otra produciendo actividad sísmica como ya explicamos en otro programa con nuestro compañero y geólogo Antonio Perandrés.
Es una franja de terreno fronteriza de unos 200 kilómetros de ancho. Buena parte de ella está sumergida bajo el mar de Alborán. El equipo de científicos a bordo del Hespérides usó instrumentos acústicos, así como otros que miden la gravedad y el campo magnético terrestre para componer “una especie de ecografía del fondo marino”, lo que ha permitido identificar una nueva falla en formación que tiene unos 20 kilómetros de largo y que discurre de noreste a suroeste a una profundidad de unos 1.000 metros en la zona occidental del mar de Alborán, explica Galindo-Zaldívar. “La falla se origina en la parte baja de la corteza terrestre, a entre 3 y 15 kilómetros de profundidad, y discurre hacia arriba, por lo que aún no se ven grandes grietas en las capas más superficiales”.
En el seísmo de 2004, los eventos de mayor magnitud no se relacionaban directamente con ninguna falla conocida en superficie. Por eso era importante para los científicos conocer la tectónica en tierra y mar. Además, se estudia tanto la zona afectada por la sismicidad como la propia falla de Al-Idrisi. La existencia de deslizamientos submarinos y fallas recientes menores en la zona del epicentro confirman la actividad tectónica de esta zona de falla incipiente con elevado riesgo sísmico.
¿EL EMPUJE DE LAS PLACAS ESTÁ DESPLAZANDO EL ARCO DE GIBRALTAR?
El empuje de ambas placas está produciendo un desplazamiento hacia el oeste de la zona de contacto, en especial del arco de Gibraltar, formado por la confluencia de la cordillera Bética en la Península y el Rif marroquí que se unen justo bajo las aguas del Estrecho de Gibraltar. Cada año el arco se desplaza unos dos milímetros hacia el oeste por la presión entre las dos placas.
¿VA A HABER MÁS CAMPAÑAS PARA EL ESTUDIO DE ESTA NUEVA FALLA?
El equipo trabaja ya en nuevas campañas para estudiar mejor la nueva falla. Estas zonas donde aún no se han producido muchas fracturas en el terreno son la que hay que estudiar más, porque son las que más posibilidades tienen de causar nuevos terremotos.
Además, en esta falla lo que se produce es un deslizamiento entre los dos bloques en el plano horizontal. Van acumulando energía que después se libera de forma brusca y produce los terremotos más intensos. En 2016 el Instituto Geográfico Nacional registró 1.547 terremotos en el sur del mar de Alborán, 60 de ellos sentidos por la población.
David Fernández, experto en ciencia, evolución y misterio. Autor de La Misterioteka
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