Uno de cada cinco adultos de entre 18 y 60 años dice haber sufrido vértigo o mareos y la mayoría no tiene ni idea de que tienen una relación directa con las cervicales. Los quiroprácticos sabemos que el origen del problema está en la incapacidad del cuerpo de adaptarse y que el origen suele estar en un trauma. Cuando decimos “trauma” no tiene que ser necesariamente algo grave o vistoso como un accidente de tráfico que acabe en esguince cervical… Una simple siesta en el sofá en una mala postura, una caída tonta, mochilas sobrecargadas o el estrés son suficientes para hacer que una vértebra se mueva de su sitio.
Según un artículo publicado en noviembre de 2006 en el Journal of Vertebral Subluxations Research el 60% de los casos de vértigo tiene origen en las cervicales y puede manifestarse años después de haber sufrido el trauma. Es importante tener en cuenta que de esta zona sale un número muy elevado de nervios que transmiten información hacia el cuerpo, de modo que un trauma en las cervicales puede tener consecuencias en otras zonas del cuerpo. Esto se debe a que las vértebras se desplazan (técnicamente se llama “subluxación”) y aprietan al nervio. Entonces es como si se pisa una manguera: el agua (la información) no circula.
Cuando hay una subluxación y se comprime un nervio el cerebro ve cortada la vía por la que llega a los músculos. Y hay 650 músculos del cuerpo implicados en el equilibrio. Es entonces cuando sentimos vértigo.
La Quiropráctica devuelve calidad de vida.
Karel Deprez, quiropráctico
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