La mezcla de texturas y formas de Tony Bonet y el romanticismo y la libertad de expresión de Virginia Vald triunfaron esta semana en Madrid Bridal Week, una cita que tuvo lugar en la Galería de Cristal del emblemático Palacio de Cibeles de Madrid.
Los diseñadores amparados en la marca Adlib Moda Ibiza cerraron el primer día de desfiles de esta pasarela de moda nupcial y de ceremonia para mostrar sus colecciones 2019.
Madrid Bridal Week toma el relevo este 2018 de Costura España, adaptando su nombre para posicionarse como una de las citas más importantes de un sector en auge, con una trayectoria de cinco años. Una convocatoria que cuenta con el apoyo del Gobierno de España y del Ayuntamiento de Madrid.
En esta 5ª edición, que comenzó con la colección del diseñador Hannibal Laguna, acogió durante tres días la moda nupcial, fiesta y ceremonia para presentar las tendencias en moda de la próxima temporada. El objetivo de este evento, a nivel internacional, es defender los intereses de los principales diseñadores de autor que diseñan y confeccionan en su país.
El acto estuvo cubierto por cerca de 40 medios nacionales e internacionales especializados en moda nupcial.
Colecciones Novias Adlib 2019
Las propuestas nupciales de los creadores de Adlib Moda Ibiza como Tony Bonet o Virginia Vald se caracterizaron por ser totalmente distintas a lo que se está viendo en pasarela, ya que ellos confeccionan trajes de novia totalmente artesanales, con trazos de color, en los que podemos ver cortos, largos, asimetrías o, incluso, pantalones.
Tony Bonet, presentó una colección de diseños basados e inspirados en las nuevas tribus urbanas y los movimientos callejeros.
Priman los tejidos de algodón, las puntillas y el producto fabricado 100% en Ibiza. Según explica el diseñador “vendemos la experiencia de una implicación total en el diseño y cada vestido es único y tiene el alma de cada novia”. En esta colección Tony Bonet destaca la mezcla de siluetas, las minifaldas con “maxi largos”, las chaquetas estructuradas junto con vestidos sueltos y las superposiciones, que crean nuevas formas, sin renunciar a la esencia, frescura, inocencia y filosofía de Adlib y a su premisa: “viste como quieras, pero con gusto”.
Virginia Vald, por otra parte, presentó la colección Lady Rose, un homenaje a la más profunda esencia de la mujer, donde prima la libertad de expresión, el arte y la revelación de la mujer.
Su colección de novias incluye tejidos orgánicos, siempre manteniendo la esencia de la marca y su respeto hacia lo natural. La diseñadora defiende en sus propuestas, cuajadas de bordados naturales, encajes y tul, y a través de las transparencias, la feminidad de una mujer segura de sus sentimientos. “Los trajes de novia que diseño no son de mi colección, son de mis novias”, asegura Virginia Vald.
Ambas colecciones contaron con colaboradores de lujo para sus complementos. Los looks lucieron calzado de la firma mallorquina Ana Marttin y Tony Bonet contó con las inseparables joyas de Elisa Pomar, con quien lleva años formando un tándem perfecto y con la firma de tocados de Head Wings Ibiza, espectaculares complementos elaborados a base de plumas de colores. La mezcla de texturas y formas de ambos triunfaron en Madrid Bridal Week.
Tony Bonet, máximo exponente del Adlib Esencia.
El Adlib Esencia, representa a los diseñadores fieles al estilo más tradicional, más característico y propio de la isla. Es el Adlib de algodón blanco con puntillas, reflejo de su arquitectura blanca y del ambiente vacacional con sus prendas frescas y livianas. Una moda que surge de forma espontánea con la llegada de los hippies en los 70 y bajo la proyección Smilja Mihailovich, quien se implicó en la promoción de este estilo.
Un estilo que apela a un saber hacer que remite a la tradición, respeta los tiempos y valora lo hecho a mano. Porque el sello handmade está de moda y diseñadores como Tony Bonet apuestan por trabajar las fibras naturales y partiendo de una misma base y realizan piezas sumamente elaboradas.
Tony Bonet es un claro ejemplo de handmade 100% en Eivissa, así como uno de los máximos exponentes de una nueva forma de artesanía, a caballo entre la tradición y la modernidad. Destaca la fuerza de su diseño con resultados más vanguardistas y contemporáneos, fruto de la experimentación con los tejidos tradicionales ya que, le gusta introducir técnicas nuevas. Ya lleva 20 años en la profesión y es uno de los pocos diseñadores que quedan conocedores de las técnicas y materiales artesanales que tanto caracterizan este estilo Adlib Esencia, característico y propio del algodón blanco con puntillas. Aunque ha sido desde sus comienzos en 1971 una moda muy completa, donde todo cabía tanto el blanco como la tintura de colores, telas de cretonas y pieles, en un momento dado, el uso del algodón o el cotonet (como lo denominan los ibicencos) toma protagonismo.
Según Tony, lo interesante de esta moda es que todos parten de una misma base, de unos mismos materiales (cotonet y puntillas) y cada año, a partir de la investigación con los tejidos y las diferentes formas de drapeado, patronaje y acabados, desarrollan una nueva colección.
Y es que una de las claves del buen patronaje es tratar la puntilla como un material más, no como una tira complementaria ya que, lo que realmente demuestra que es un trabajo del todo artesanal, es el corte y el encaje de todas ellas, que las puntillas queden encaradas y simétricas. De esta manera, se diferencian de las producciones del mercado oriental al igual que su proceso, que es del todo laborioso.
Parten de un algodón que encoge un 10% por lo que los patrones son más grandes de lo normal. Hacen cualquier tipo de patrón, incluyendo el corte al bies sobre todo para los vestidos y, aunque es más complicado de trabajarlo con este tipo de tela, tiene la facilidad que, con el calor corporal, el tallaje se adapta.
Una vez patronada y cortada la prenda, se hace un prelavado con suavizante a 90 grados para que suelte todo el apresto y encoja todo lo posible ya que, al ser algodón 100%, deben evitar sorpresas al cliente. A continuación, se procede al blanqueado. Para blanquear la prenda, se pone en remojo con diferentes partes de lejía, bicarbonato y vinagre, entre otras cosas (cada diseñador tiene su truco) y se deja en remojo más de dos horas o incluso toda la noche dependiendo de la prenda y del grosor de las puntillas.
Después se pone a secar la pieza. Pueden usarse también optimizadores de blancos o unas gotas de azulina, que es una especie de decolorante, pero normalmente con el proceso de la lejía es suficiente.
Cuando la prenda es de color, se tinta directamente del crudo y al teñir se añaden fijadores como sal y vinagre. Para tintar hay que tener en cuenta todo el proceso de mezcla porque cada tinte es un mundo y de lo que se trata es de mezclar y conjugar los tintes como si de cocinar se tratara. Cuando son pocos vestidos, se hace manual dentro de una tina pero en mayor cantidad utilizan la lavadora. Tanto las puntillas como los hilos de costura también son de algodón porque el hilo sintético durante el proceso del teñido, no absorbe el tinte y se nota en el acabado final.
Lo más curioso de esta técnica es que queda muy poca gente en la isla que la domine y sepa trabajarla. De hecho, él la mantiene porque le gusta y disfruta haciéndola y, aunque es consciente que quedan pocos, espera y desea que las nuevas generaciones lleven a cabo este tipo de procedimiento artesanal de corte al bies con cotonet, bual y batista y posterior tintura.
La noticia de la semana:
ALMA DE AMOR, LA ÚLTIMA COLECCIÓN DE TONY BONET
Apenas tenía ocho años cuando Tony Bonet cosió sus primeros botones. Fue en casa de su tía abuela, que vivía puerta con puerta y donde él y sus hermanos, Cristina y José, se escapaban a jugar. Ella era costurera de Dora Herbst, una de las pioneras de Adlib y un buen día lo puso a coser botones. En ese momento no se le pasó por la cabeza dedicarse a la moda. Pero ésta le perseguiría. Unos años más tarde, su hermana Cristina estudiaba moda y él y José le hacían «los trabajos» que a ella no le gustaban. De hecho, Tony se matriculó en l’Escola d’Art d’Eivissa en un ciclo formativo de interiorismo, pero pronto cambió los planos por la moda.
Después de trabajar para la firma Bianca, con quien diseñó durante diez años y le introdujo en Adlib, crea en 2011 su propia firma.
A lo largo de su trayectoria, ha conseguido importantes reconocimientos. En sus comienzos ya ganó el primer premio Art Jove Balear y consiguió un segundo puesto en Jóvenes Diseñadores en el certamen nacional y ya en 2014 consiguió el Dedal de Oro, por su colección presentada en Costura España de ese mismo año, el premio Ramón Llull, por su trayectoria en la moda Adlib y en 2015 la Medalla Europea al Mérito en el trabajo concedida por la Asociación Europea de Economía y Competitividad.
«no vendemos vestidos, vendemos la experiencia de una implicación total en el diseño» indica Tony bonet
Su verdadera vocación le ha llevado a crear prendas de ensueño y su última colección refleja una madurez creativa… Alma de amor, una colección nupcial inspirada en el Adlib más puro que mezcla con el romanticismo, las nuevas tribus urbanas y los movimientos callejeros consiguiendo un resultado nupcial y diferente.
Según explica el diseñador ibicenco, «no vendemos vestidos, vendemos la experiencia de una implicación total en el diseño». El vestido que la acompañará en el día más importante de su vida, «cada vestido es único y lleva el alma de la novia».
En su nueva colección destaca la mezcla de siluetas. Las minifaldas con los «maxi largos», las chaquetas estructuradas junto con vestidos sueltos y las superposiciones que crean nuevas formas. Del alma Adlib aporta la frescura, la inocencia y la filosofía del «viste como quieras pero con estilo». Ama la tradición de la isla y le fascina también la vanguardia.
Tony Bonet Adlib apuesta por un producto totalmente artesanal elaborado en su propio estudio de patronaje, donde crea prendas únicas que dejan la esencia Adlib intacta adaptándola a las nuevas tendencias. En estos 20 años ha seguido formándose ya que le apasiona, sobre todo, la artesanía ibicenca. Aprendió a hacer mantones de payesa, y el complicado capell de floc que los adorna, técnica que luego ha empleado en varios vestidos. Las calaveras siempre le rodean y los girasoles están presentes en las manos sus novias. Su preparación para los desfiles incluye también encargar girasoles frescos. Asegura que las primeras son un símbolo de cambio, de transformación y también de igualdad: «Al final somos todos iguales». Las flores, en cambio, son «luz y energía».
Carme Coll, experta en moda
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