Otro ilustre desconocido mallorquín
Vamos hoy con una de esas noticias agridulces, y que además ha pasado bastante desapercibida. Si el otro día les hablaba del éxito, poco conocido y menos celebrado, del patinador madrileño Javier Fernández, hoy toca celebrar el buen hacer de un mallorquín, Lluís Quintana-Murci. Una institución tan señera como el Instituto Pasteur de París ha anunciado el nombramiento del biólogo mallorquín Lluís Quintana, palmesano de cuarenta y ocho años, como director científico del mismo, un importante nuevo cargo dentro del prestigioso instituto francés de investigación.
Lluís Quintana, antiguo estudiante del colegio Luis Vives y de la UIB, es biólogo y especialista en genética, al parecer una eminencia en lo suyo. Y digo que la noticia es agridulce porque siempre nos queda la duda de si él es tan bueno que lo llaman del extranjero, o si más bien ha sido uno de tantos científicos emigrados a quien los recortes y nuestra nefasta política de I+D ha obligado a marcharse y está dando ahora el fruto de su genio a otras tierras y gentes.
Porque, pensándolo bien, éstos son los verdaderos héroes de nuestros tiempos. La genética es la gran esperanza para la salud humana. Su estudio y conocimiento podría curar muchas enfermedades hasta ahora sin remedio, prever otras muchas y alargar nuestras vidas –dicen– hasta los 120 años. Nuestro genetista es otro ilustre mallorquín desconocido, de esos que salen malparados al compararlos con futbolistas, empresarios famosos y petardas y petardos del mundillo del cotilleo, quienes, por supuesto, ganan más dinero y tienen más reconocimiento. En este país quien quiera dedicarse al corazón en vez de estudiar cardiología tiene que ir a la tele a hablar de sus genitales.
No suelo ser muy partidario del orgullo patriótico, pero da gusto tener un mallorquín así. Enhorabuena, Lluís, y a ver si vuelves pronto a la illeta y desarrollas por aquí tu sabiduría de hombre bueno.
Francisco González, sociólogo