Queridos oyentes: Hemos pasado un año juntos, a lo largo del cual hemos compartido pensamientos semana tras semana; me han dejado entrar en sus casas y coches a través de la radio, y han tenido la deferencia de prestarme atención. Mil gracias. Hoy, cumpliendo ese año, me despido de Uds. Por causas laborales y otras que no vienen al caso –ya saben cómo de complicada suele resultar la vida– esta sección, Pensándolo Bien, se marcha. Hemos cruzado 2018 juntos encontrándonos en estas ondas, y me sentiré feliz a poco que la hayan valorado. Espero no haber ofendido a nadie más que a los intolerantes, y me daré por satisfecho si al menos alguna vez provoqué en Uds. una reflexión, un recuerdo o una sonrisa. Aunque de forma somera, intenté exponer desde este micrófono anécdotas curiosas, las rarezas de las nuevas tecnologías, reflexiones sobre las aparentes menudencias de la vida cotidiana y el problema ecológico que tanto me preocupa, y les hablé lo mejor que supe de fiestas y costumbres, del cine y del arte y, en general, del carácter humano y nuestra vida en este mundo agridulce.
No quisiera irme del todo. Espero que el bueno de Carlos Durán me deje asomarme de vez en cuando por aquí para improvisar algún Pensándolo Bien cuando la actualidad lo requiera. Por cierto, supongo que ya lo sospechaban, pero Carlos Durán es una de las personas más dulces y amables que he conocido; es un placer trabajar con él.
Es pues, más que un adiós, un hasta siempre. Pensándolo bien, no hay mejores amigos que aquellos que, como Uds. y yo, siendo diferentes se escuchan y se respetan. ¿Dije mil gracias? Un millón de gracias, y un muy feliz año 2019.
Francisco González, sociólogo
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