Tiempos nuevos
Seguro que todos y todas hemos hecho planes y propósitos para este recién nacido año 2018. Después, las promesas se cumplirán más o menos, a medias o a trompicones, pero la intención ya la hemos puesto. Un nuevo año, como cada aniversario, como cada promesa de amor, nos da la excusa perfecta para soñar que lo malo se ha acabado y que de ahora en adelante comienza una vida distinta y mejor.
Pensándolo bien, el tiempo no sabe que lo contamos y medimos, y se limita a discurrir monótono y uniforme. Somos nosotros, los humanos, quienes gustamos de hablar de antes y después, de ayer y hoy, de pasado y futuro, de tiempos nuevos y de sueños que llegarán. Queremos explorar, cambiar, mejorar, intentarlo, dejar atrás lo malo; de alguna forma limpiarnos y purificarnos de los dolores del ayer, soñar que han sido los últimos y que de ahora en adelante nosotros y quienes amamos estaremos mejor, que nuestro trabajo y salario mejorarán, que nuestra salud será más fuerte, que en el mundo, con nuestra pequeña ayuda, florecerán el respeto, la solidaridad y la paz; sentimos que nada es imposible y que las cosas, ahora sí, seguro que sí, tienen que salir bien.
Cuando dividimos el tiempo, a nuestro capricho, abrimos en él pequeñas brechas de esperanza para nuevos proyectos, nuevas singladuras, nuevas aventuras, seguramente nuevas amistades y quizás nuevos amores, creamos momentos para recomenzar la existencia subidos a la ola imparable de la ilusión, convencidos de que cualquier tiempo pasado fue mucho peor.
Soy Francisco González Paredes,sociólogo. Aquí estaré, con Uds., cada fin de semana, intentando acercarles una reflexión que pretende ser amable, que cuando no lo sea intentará ser al menos consoladora y, si ni eso, que al menos les arranque una sonrisa ante lo malo. Vamos allá, que es tiempo de intentarlo todo de nuevo.
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