Hepatitis B, Tétanos, Poliomelitis, Neumococo, Meningitis, Sarampión, Varicela…son algunas de las enfermedades provistas de una vacuna en el calendario vacunal que gratuitamente los gobiernos ofrecen a los niños desde prácticamente su nacimiento, y que ayudan a protegerlos a ellos y al resto de la sociedad de tales infecciones.
Sin embargo, recientemente existe un movimiento contra estos agentes que preocupa a la comunidad científica.
¿Qué es una vacuna?
Una vacuna es un agente similar a un microorganismo patógeno, obtenido de formas debilitadas o muertas del mismo o de sus toxinas, que mediante inyección en el cuerpo estimula la actividad del sistema inmunológico, el cual lo reconoce como extraño y lo combate, creando además un registro para defenderse en caso de una futura infección real.
Es un mecanismo de prevención de enfermedades infecciosas que evitan tener que pasar por éstas para que el cuerpo aprenda a protegerse. Es el mejor exponente de la expresión “más vale prevenir que curar”.
se llama “Vacuna” debido a que un médico observó que las mujeres encargadas de ordeñar la leche de las vacas enfermas de viruela no contraían esa enfermedad. ¡Se habían inmunizado!
¿Es decir, nos infectan para que el cuerpo aprenda a combatir esa enfermedad?
Sí y no.
Existen vacunas que consisten en la administración del propio microorganismo, pero con su actividad bastante atenuada, lo cual sí nos crea una pequeña infección, pero que en la mayoría de los casos ni nos enteramos ya que nuestro sistema inmunológico lo destruye antes de que aparezcan los síntomas.
Estas serían más duraderas, solamente administradas una vez en la vida seguramente, como por ejemplo las de la varicela, el sarampión o las paperas.
Luego hay otras vacunas que consisten en los componentes tóxicos inactivados del microorganismo, las cuales ni siquiera tienen capacidad de generar infección, siendo menos duraderas y por tanto deben administrarse periódicamente. Como por ejemplo la vacuna de la gripe.
Por tanto, ni siquiera las vacunas más fuertes llegan a infectarnos y producirnos verdaderos daños, así que, si algún oyente piensa que nos enferman, se puede quedar tranquilo.
Existe el concepto llamado Efecto del Grupo o Efecto Rebaño, ¿en qué consiste?
Este efecto es el hace que las vacunas tengan un efecto tan potente, porque no solamente protegen a la persona vacunada, sino que cuanta más gente lo esté, mayor es la protección para personas que no pueden disfrutar de ellas, como las personas inmunodeprimidas.
Y, además, ayuda a evitar que esa enfermedad se expanda, que vaya saltando de persona en persona, porque entre todos los vacunados la van matando, hasta quedar erradicada de esa zona.
Hoy, la enfermedad de la viruela, que mató a millones de personas en el pasado, se considera una enfermedad erradicada, gracias a las vacunas. Igualmente, la poliomelitis, el sarampión o el tétanos se encuentran prácticamente erradicadas en los países desarrollados.
Para cada microorganismo infeccioso se ha podido calcular el porcentaje de población que debería estar vacunada para erradicarlo, siendo entre el 85 y el 94%.
Por ello es muy importante vacunarse, ya que hoy en día es gratis en España vacunarse de hasta el 96% de microorganismos peligrosos principales.
Hace unos días vimos la noticia de que, en Galicia, desde el Gobierno de la Comunidad Autónoma están planteando la prohibición a las guarderías a niños que no lleven al día su calendario vacunal. ¿Por qué existen estos casos?
Pues sí, desde la Xunta se están planteando esta posibilidad, algo que ya sucede en hasta 14 países de la Unión Europea, donde es obligatorio vacunarse e incluso se penaliza a aquellos que no lo hacen.
Todo esto viene de lo que quería hablar principalmente hoy, el Movimiento Antivacunas, que obviamente reniega de ellas, y fundamentalmente son padres que se niegan a vacunar a sus hijos.
Poniéndolo en contexto, todo comenzó en 1998, cuando el médico Andrew Wakefield publicó en The Lancet, una prestigiosa revista británica, un estudio en el que relacionaba la aparición de las vacunas con el aumento de casos de autismo en niños. La alarma cundió hasta 2007, cuando una investigación demostró que había manipulación en los datos y que era una farsa, y en 2010 The Lancet retiró oficialmente el artículo.
Y hace poco, una revista de Medicina publicó un estudio en el que se estudió a niños desde 1999 hasta 2010, obteniéndose valores ridículos entre los vacunados y los que acababan desarrollando autismo, acabando con ese bulo.
Pero eso no bastó para aquellos que nunca más volvieron a creer en las vacunas, instaurando un movimiento que se extiende hoy por todo el primer mundo.
Piensan que las vacunas no son buenas porque quitan capacidad a nuestro sistema inmune de actuar por sí mismo, que, al estar erradicadas esas enfermedades, no es necesario vacunarse. Conspiran con que a causa de ellas nos ponemos enfermos, o que incluso es mejor la inmunización por enfermedad directa que por vacuna.
En fin, un disparate en contra del avance científico asociado a mentalidades anticientíficas, pero que desgraciadamente se ha extendido tanto como para que países comiencen a prohibir el acceso a las guarderías y escuelas a niños sin vacunar, por el peligro de salud pública que suponen.
¿Qué peligros trae este movimiento?
Muchos. Hace poco la Organización Mundial de la Salud califico el movimiento Antivacunas como una de las principales amenazas a la salud humana.
Piensa que, si cada vez más gente se une y no se vacuna ni a ella ni a sus hijos, son portadores y transportadores de enfermedades infecciosas allá donde vayan, contagiándose entre ellos y a aquellos más susceptibles. Si el número sigue aumentando, volveremos a tener enfermedades erradicadas que son realmente mortales.
Cada vez se están reportando más brotes de sarampión, paperas o tosferina, enfermedades que estaban muy bien controladas. Hay casos reportados en los últimos años de niños fallecidos por estas enfermedades, o incluso por gripe común.
Un movimiento antivacunas a gran escala acabaría en unos años con más personas que el cáncer o el terrorismo.
Por tanto, el mensaje sería que, a pesar de no ser obligatorio, es importante estar al día de las vacunas que nos tocan.
Efectivamente, es el mensaje que quería transmitir hoy, y dar a conocer este movimiento, porque debe ser combatido y tomado en serio como algo peligroso.
Las vacunas son seguras, eficaces, efectivas y eficientes, ya que permiten prevenir todas esas enfermedades y evitan futuros gastos en recurso médicos para curarlas. De esta forma toda la población puede estar protegida y no preocuparse por cosas que hace algunos siglos eran auténticas catástrofes. Son sin duda uno de los mayores avances de la ciencia, y en esta sección somo muy pro-científicos.
Pedro J. Llabrés, doctor en química por la Universitat de València, autor del blog «Huele a Química»
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