El pintor catalán Valeriano Pinell fué su tutor, su gran inspiración y como un segundo padre, ya que Pol Capó quedó huérfano a la edad de quince años. Pinell, recibió la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio en 1979 y siempre mantuvo una excelente relación familiar con Miquel desde que éste era un adolescente.
Pol Capó reconoce que no tiene predilección por ningún tipo de paisajes: montaña, marinas, bosques, aunque los paisajes mallorquines, los de su tierra, son los que más aparecen en sus cuadros. Éstos son un ejercicio de búsqueda de sensaciones poéticas a través de las formas que tiene de plasmar la naturaleza: El color y la luz de los espacios abiertos, la vegetación, ya sean flores, árboles o matorral, todo ello representa un modo especial de ver el medio que le rodea. Otro elemento es el agua, sobretodo el del mar, un elemento que potencia esa naturaleza que pinta.
Aunque su formación es autodidacta, las influencias que ha tenido de Valeriano Pinell le han llevado por este camino. El autor apunta ‘yo empecé desde muy pequeño con lo que empiezan casi todos los pintores, con encargos de retratos, de bodegones… pero como conocía a Pinell, de alguna manera al verle a él y tener contacto con su pintura, me convenció a pintar profesionalmente y a reflejar paisajes con sus connotaciones y su filosofía’. Pol Capó indica que ‘todo lo que sea el entorno natural me interesa para mis cuadros, sobre todo por los efectos lumínicos, por las envolturas aéreas, la atmósfera, que es lo que más me interesa del paisaje’.