La educación y la tecnología deben viajar de la mano. Bien utilizada, las tablets, realidad aumentada y demás tecnologías pueden influir profundamente en el éxito escolar de nuestros estudiantes.
Hemos pensado traer un tema que nos afecta a todos, la educación, ya que todos pasamos por la escuela en una fase de nuestra vida. Y más allá de leyes de educación y cambios en la configuración de los estudios hay un elemento que puede influir muy positivamente en las aulas si se sabe aplicar con cabeza: La tecnología.
todos pasamos por la escuela en una fase de nuestra vida
Por poner un ejemplo de la importancia de la tecnología dentro de las clases del futuro, Apple acaba de realizar una de sus hiper-famosas Keynotes, conferencias en las que presentan sus nuevos productos, celebrada el pasado 27 de marzo, y ha presentado un producto que está íntimamente relacionado con la educación, el nuevo iPad 2018, con una novedad importante, y es que admite el uso del Apple Pencil (hasta ahora solo funcionaba en iPad Pro) con el objetivo de introducirlo en colegios y utilizarlo como herramienta de estudio, ambos a precios muy reducidos respecto a los anteriores modelos, sobre todo para estudiantes. Y también conocemos muy bien el esfuerzo que lleva haciendo Google en este sector. Por supuesto hay un interés empresarial, pero si de la mano trae beneficios a nuestros escolares, bienvenidos sean.
Olvidarnos de las cargadísimas mochilas desde luego será positivo. Conexión directa entre profesores, alumnos y padres. Realización de ejercicios con autopuntuación. Profesores recibiendo los deberes en el mismo instante que los alumnos los realizan. Material de apoyo a la enseñanza. De todo esto vamos a hablar a continuación con acciones concretas que ilustran lo que pueden ser en un futuro (esperemos que cercano).
Los deberes del futuro
Como hemos comentado, con este sistema de modernización del material lectivo, lo alumnos recibirían en su tablet los deberes, y una vez realizados se enviarían de forma automática a los profesores. De hecho, Apple, además del iPad enfocado a estudiantes, también presentó una app para profesores precisamente para esto. Se llama Schoolwork, y viene acompañada de una librería llamada Classkit para que los programadores dejen volar su imaginación educativa. Todo esto llevará a nuevos modelos de deberes. Incluso se podría saber el tiempo dedicado a los mismo o al estudio. Y también harían las clases más participativas para los alumnos, alejándolos de ser un sujeto paciente.
Realidad aumentada
Imaginemos que el profesor está hablando del cuerpo humano, del corazón concretamente, y que les dice a los alumnos que apunten las tablets hacia un punto con la aplicación de realidad aumentada funcionando. Y estos ven suspendido en el aire un corazón en 3D realizando todas sus funciones, y que acercándose con el dispositivo pueden ver los ventrículos por dentro y como fluye la sangre. No imagino una forma más ilustrativa para que entiendan el funcionamiento. Con esta tecnología se podría trasladar cualquier elemento lectivo: un agujero negro, el sistema solar, o, porqué no, un Tiranosaurio Rex.
Se acabaron los libros
Un gasto arcaico que llevamos arrastrando desde el origen de los colegios. Serían sustituidos por sus versiones electrónicas, con facilidad de ampliar contenidos (por ejemplo enlaces a páginas donde encontrar vídeos, fotos e información extra del tema tratado) y tenerlos siempre actualizados de forma sencilla. Además, se debería reducir sensiblemente el coste de los mismos, al evitarse la impresión y reducir infinitamente los costes de distribución (al realizarse online), e incluso los profesores podrían editar sus propios libros (aunque esto puede ser un poco peligroso si se salen del temario oficial propuesto). En cualquier caso, serían una revolución, y como hemos mencionado antes, dejarían las pesadísimas mochilas en un recuerdo del pasado.
Pizarras interactivas
Un profesor escribe sobre la pizarra interactiva (una pantalla multitáctil con diversas funciones añadidas) y los alumnos reciben el esquema automáticamente en sus tablets. O mientras está impartiendo un tema de medioambiente, reproduce en la misma pizarra un vídeo guardado con anterioridad. O el primer alumno que acaba un ejercicio lo envía a la pizarra para que el profesor lo corrija al momento. Estas son algunas de las ventajas que pueden ofrecer este tipo de pizarras. Y podemos olvidarnos de que nos lancen el borrador a la cabeza.
Gameficiación de los estudios
Esta demostrado que cualquier contenido hecho como un juego potencia el interés de los estudiantes. Podría haber competiciones grupales o individuales por mostrar conocimiento de forma activa y sencilla. Acumulación de puntos, obtención de premios, regalos, clasificaciones, desafíos y retos. Y se podrían crear unidades lectivas de forma amena, por ejemplo, integrando una aventura gráfica en la que el alumno descubra la piedra Rosetta y su utilidad. Desde luego ayudaría a que los alumnos potenciaran sus habilidades y tomarán atención de sus debilidades lectivas.
Papás y mamás conectados
Los padres pueden acceder a los deberes de los hijos, a las correcciones, a notas de los profesores o a comunicaciones entre hijos y profesores. También pueden acceder a calendarios de exámenes y a los propios exámenes una vez realizados. Tal vez pueda parecer que llega la figura del padre controlador al extremo, pero si hay educación, tener disponible toda esta información puede hacer que la toma de decisiones en ciertos casos sea más rápida y eficiente, ayudando a minimizar el fracaso escolar.
Aunque por supuesto esto conlleva un cambio que probablemente traiga algún problema, como controlar los contenidos que se pueden reproducir en los dispositivos durante las clases o conseguir que los alumnos no se distraigan con juegos o vídeos fuera de tema. A pesar de que existen sistemas que ayudan a todo esto, tendremos que pasar por un periodo de adaptación.
Y otro punto a tener en cuenta, desaparecería la excusa de «mi perro se ha comido los deberes».