China nos demuestra semana a semana sus esfuerzos por integrar la tecnología más avanzada y aprovechar sus ventajas (para bien o para mal). Por esta razón no nos sorprende que la publicación de los últimos 13 oficios incorporados a sus listados oficiales están todos relacionados con tecnologías muy avanzadas.
Reconocimiento facial para poder arrancar la moto
Reconozco que últimamente traigo más noticias de motos que habitualmente, pero es que el sector, además de apasionarme, esta muy revolucionado con innovaciones tecnológicas realmente útiles y llamativas. Como la que traemos hoy.
Se ha encontrado en la oficina de patentes de Estados Unidos un proyecto de Honda que es el sueño húmedo de cualquier propietario de una moto: que solo arranque con su presencia. Y la forma de conseguirlo es realmente llamativa: reconocimiento facial en el casco.
Esta idea surge de la necesidad de evitar tener que usar una llave que se podría perder o que nos pueden robar en un descuido. Si llevamos el casco que sirve de llave de la moto, las dos opciones anteriores son más difíciles de contemplar.
Para que este sistema funcione, el casco tiene una cámara que escanea el rostro de quien se lo pone. Si la cara es la del propietario, la moto se desbloqueará y el piloto podrá comenzar la marcha.
De momento, es solo una propuesta de patente de la marca que están desarrollando, pero el simple hecho de que lo hayan planteado es un acierto por su parte, aunque surgen muchas dudas: ¿te puede reconocer al 100% el casco?, ¿si llevas gafas de sol te reconoce igual?, ¿cómo reconoce el rostro del usuario?, ¿habrá un sistema añadido por si se estropea la cámara?, ¿cuánto costaría el casco o el conjunto con el scooter eléctrico?
China ha identificado los 13 trabajos del futuro, y algunos a la mayoría les sonará a chino
Llevamos muchos programas destacando las grandes inversiones en tecnología y medioambiente que china hace constantemente, dentro de un plan en el que se dan cuenta que la tecnología marca la diferencia e incluso la salubridad de sus ciudades.
Por esta razón, y porque es un país líder en la mayoría de tecnologías emergentes actuales, ha añadido 13 nuevas profesiones a su listado de Profesiones oficiales, y, como veremos, todas están relacionadas con dichas tecnologías emergentes:
- Técnico en Inteligencia Artificial.
- Ingeniero en Inteligencia Artificial.
- Técnico en Internet of Things.
- Ingeniero en Internet of Things.
- Instalador y depurador de Internet of Things.
- Ingeniero en Big Data.
- Ingeniero en computación en la nube.
- Gerente digital.
- Técnico en desarrollo de modelos de la información.
- Jugador de eSports.
- Manager de eSports.
- Piloto de Drones.
- Operador de sistemas de robots industriales.
Sorprenden varias de estas nuevas profesiones, demuestra la importancia de la Inteligencia artificial, el Big Data, Internet of Things, y lo en serio que se toman los eSports.
En ese país debe ser más fácil decirle a tus padres «Papá, quiero dedicarme a jugar a la Play».
OrCam, unas gafas que nos susurran al oído lo que ven
Si hace poco tiempo traíamos un producto ideal para personas con audición reducida o sordas, Visualfy, que traducía ruidos del entorno en señales visuales para poder identificar a través de las bombillas de tu casa si llaman al timbre o está sonando la alarma de incendios, hoy traemos un producto que hace justo lo contrario: facilita la vida de las personas con visibilidad reducida.
Acciones como leer un libro, identificar un billete de 20 euros, diferenciar una cerveza del bote de ketchup o reconocer a una amiga pueden parecer cotidianas, pero para las personas ciegas pueden ser bastante más complicado. El Braille es un idioma muy potente, pero en muchas situaciones se queda corto y además exige adaptar el entorno para un grupo de personas específico. Pero la tecnología está para mejorar la vida de las personas y aquí la visión artificial tiene mucho que decir.
OrCam es una startup israelí que lleva más de ocho años trabajando en crear productos capaces de describir lo que ven. Las OrCam My Eye 2.0 son su dispositivo más reciente, unas gafas inteligentes que no necesitan ni conexión a internet ni conectarse a un smartphone.
La clave de las OrCam My Eye 2.0 no son los cristales de las gafas, sino su pequeña cámara situada en una de las monturas. El dispositivo lo que hace es apuntar hacia lo que tiene delante, procesarlo y después susurrarlo al oído de la persona que tiene puestas las gafas.
Se trata de un producto inalámbrico, de 22.5 gramos y capaz de identificar múltiples cosas. En primer lugar tiene la capacidad de «leer» frases escritas. Se trata de un mecanismo de reconocimiento de texto como el que encontramos en muchas aplicaciones, pero trasladado a las gafas y donde permite a la persona invidente leer libros, como si fuera un audiolibro. Adicionalmente, si se está en la calle, las My Eye 2.0 también reconocen gestos y permiten leer por ejemplo señales apuntando con el dedo.
Otra capacidad de las gafas es la de identificar rostros mediante algoritmos de reconocimiento facial. Con su cámara de 13 megapíxeles, el dispositivo puede almacenar hasta 150 rostros distintos para que por ejemplo cuando se acerquen, recibamos el nombre de la persona que estamos enfocando. Tan práctico como recibir un «papá» cuando este se acerque. Simplemente otro uso práctico de la tecnología de reconocimiento de rostros.
Para esta opción, el reconocimiento facial requiere un registro previo. Si no se realiza, las gafas pueden describir las características generales del sujeto, como su género y edad aproximada.
Otra función de las My Eye es la posibilidad de reconocer códigos de barras, códigos QR e identificar el valor de los billetes. Es algo parecido a lo que ya podemos hacer con Google Lens, pero en vez de tener que apuntar con la cámara del móvil, que no siempre es muy práctico, directamente con las gafas y recibiendo por voz datos básicos como el nombre del producto, la marca, el peso o el valor del billete.
Se trata de un dispositivo muy práctico aunque tiene un claro problema: su precio. Según informa El Mundo, las OrCam My Eyes 2.0 llegan al mercado a un coste de 4.500 euros. Un coste muy elevado y que difícilmente logrará democratizar una tecnología tan necesaria como la de la visión artificial.
¿A que no adivinan cuál fue el producto más vendido por el fabricante automovilístico alemán Volkswagen?
En 1973 los cocineros de la sede central de Volkswagen en Wolfsburgo querían ofrecer a los empleados un desayuno especial, y no contentos con las tradicionales salchichas alemanas (‘currywurst’) que ya había en el mercado, se propusieron crear las suyas propias.
Así fue como nació el «item no. 199 398 500 A», que a pesar de usar el mismo sistema de numeración que las piezas de sus coches, no tenía mucho que ver con ellos. Era un paquete de salchichas que se ha convertido en uno de los productos más vendidos de la firma: solo en 2017 se vendieron cerca de 7 millones de ellos, más que todos los coches que vendió VW a nivel global (aunque obviamente las salchichas cuestan mucho menos).
Muy pronto las salchichas se volvieron tan populares que en Volkswagen comenzaron a producirlas como un producto comercial más. Hoy en día 30 cocineros se dedican a fabricar 18.000 de estas salchichas al día con una receta secreta en la que a la carne de cerdo se le añade algo de curry, pimienta y jengibre. Hasta hay un ketchup especial que también vende Volkswagen.
En Volkswagen presumen de que estas currywurst son más sanas que otros productos similares, y el cocinero jefe, Franco Lo Presti —que las lleva fabricando desde 1979—, indicaba cómo «nuestra currywurst tiene un contenido en grasas de tan solo el 20%. Normalmente esta cifra ronda el 35%».
Xisco Luque, programador, experto en actualidad tecnológica
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