Las últimas décadas han supuesto el auge de la electrónica y de los aparatos electrónicos, los cuales han entrado de lleno en nuestras vidas. Por su forma de funcionamiento, han inundado nuestro espacio de ondas y radiación electromagnética. Tecnología wifi, televisores y monitores, antenas, teléfonos inalámbricos, radares, satélites, hornos microondas, aparatos de resonancia magnética y, por supuesto, ondas de radio y televisión.
Con ello han comenzado lo debates acerca de si estas ondas pueden ser o no dañinas para nosotros. Algunos grupos correlacionan el aumento del número de cánceres con el aumento de la presencia de ondas en nuestro entorno.
¿Qué son las ondas y la radiación electromagnética?
Los campos eléctricos y magnéticos son áreas invisibles de energía (que se pueden llamar también radiación), producidos por la electricidad, que no es otra cosa que el movimiento de electrones.
Para mover los electrones, se requiere de un voltaje, una fuerza mínima necesaria para empujarlos. A más voltaje, mayor campo eléctrico.
Un campo magnético es producido por una corriente eléctrica al fluir, y desaparece al cesar ésta.
El conjunto de campo eléctrico y magnético se conoce como campo electromagnético, lo cual produce una radiación electromagnética, lo que podemos imaginar como ondas en movimiento. Como hemos dicho, todo esto no son más que electrones en movimiento, y dependiendo de la energía que lleven esos electrones, las ondas que provoquen serán de mayor o menor intensidad.
¿Tiene algo que ver esto con el espectro electromagnético? Los rayos X, los rayos Infrarrojos…
Efectivamente, dependiendo de la energía de estas ondas electromagnéticas, de estos electrones, se han definido unos “tipos de onda”.
- Ondas electromagnéticas de alta energía: los rayos X y los rayos gamma. Se consideran radiación ionizante, ya que son capaces de dañar a nuestro ADN al traspasarnos, o a cualquier otra parte de nuestras células.
- Ondas electromagnéticas de baja y media energía: ondas de radio, de los monitores, de los teléfonos, Wi-Fi, microondas, radiación infrarroja y, por supuesto, la luz visible.
La luz visible es el pequeño espectro de energías en el cual podemos diferenciar las ondas y clasificarlas, en nuestro caso, por colores. Es la franja de ondas que podemos detectar con nuestra vista. Si lo pensamos, no podemos ver las ondas de radio ni el Wi-Fi, pero sí el color de esta mesa.
Estas radiaciones de baja energía son no-ionizantes y no pueden dañar nuestros tejidos ni nuestro ADN.
Si estas ondas no pueden dañar nuestro ADN, ¿por qué se relacionan con el cáncer?
Algunos científicos han especulado que los campos de energía baja podrían causar cáncer por otros mecanismos que no sea el daño directo sobre el ADN, como al reducir las concentraciones de la hormona melatonina. Existe cierta evidencia de que la melatonina podría suprimir la formación de algunos tumores. Pero aún serían conjeturas.
Estudios de animales no han proporcionado indicaciones de que la exposición a campo electromagnéticos de baja energía esté asociada con cáncer. Los pocos estudios de alta calidad en animales no han proporcionado evidencia de que Wi-Fi sea perjudicial para la salud.
Aunque no se sabe de un mecanismo por el que los campos electromagnéticos no ionizantes puedan dañar al ADN y causar cáncer, un pequeño aumento del riesgo tendría importancia clínica dada la difusión de la exposición a estos campos.
Por ahora, no se puede afirmar que esta radiación pueda tener efectos perjudiciales para la salud.
¿Y qué hay de los microondas? ¿Pueden ser perjudiciales?
Explicando brevemente como funcionan veremos que NO son para nada perjudiciales.
Las ondas microondas emiten a una radiación de 2,5 GHz, algo mas energéticas que las ondas de radio, pero menos que una bombilla. Al introducir un alimento en el horno y encenderlo, éste produce estas microondas, las cuales tienen las capacidad de afectar a las moléculas polares como la de agua. Las microondas hacen que las moléculas de agua del alimento de alineen con el campo magnético, produciendo fricción entre ellas, roce. Y como pasa cuando nos frotamos las manos…se produce calor. Además, los iones presentes en los alimentos, como por ejemplo la sal, tendrán a moverse en el campo electromagnético (los iones positivos hacia un lado y los negativos hacia otro), produciendo más choques y fricciones, y más calor.
De esta forma el horno microondas calienta rápidamente los alimentos, ya que excita sus moléculas de agua, tanto en su interior como en su exterior.
Además, ahora podemos entender por qué no podemos meter objetos metálicos. Los metales no contienen moléculas polares ni sales que agitar. Al introducir un objeto metálico en un microondas, lo único que conseguimos es producir una corriente eléctrica de los electrones que emite el aparato en el propio metal, pudiendo dar lugar a una chispa.
¿Y esos efectos no podrían dañarnos a nosotros si estamos delante?
Podrían dañarnos de la misma forma que un horno convencional: calentándonos y quemándonos si no nos apartamos, pero jamás atacando a nuestro ADN.
Sin embargo, la radiación microondas queda perfectamente atrapada en el horno y jamás sale. La radiación va rebotando en las paredes y permanece dentro. Podríamos estar delante del aparato el tiempo que quisiéramos.
¿Y qué hay de los rayos X? Esos sí son perjudiciales
Los rayos X se consideran radiación ionizante, efectivamente. Es radiación de mayor energía que la visible o ultravioleta y pueden pasar a través de la mayoría de los objetos, incluyendo nuestro cuerpo.
Y por ello los hemos utilizado en nuestro favor para generar imágenes de los tejidos y las estructuras dentro del cuerpo en el campo médico.
El riesgo de que los rayos X dañen nuestros tejidos existe, y aumenta con el número de exposiciones a estos. Cuantos más nos expongamos a ellos, más posibilidades de desarrollar un cáncer, cataratas, quemaduras…
Sin embargo, los estudios han asumido que los beneficios a nivel de diagnóstico médico pueden superar con crecer los posibles riesgos a largo plazo en las personas.
De igual forma, la investigación actual de la tecnología de rayos X se enfoca en las maneras de reducir la dosis de radiación, mejorar la resolución de las imágenes y optimizar los materiales y métodos de contraste.
Pedro Juan Llabrés, doctor en química por la Universitat de València
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