PARC NATURAL DE LLEVANT
Todavía hay quien no se cree que sa roqueta esconde lugares excepcionalmente hermosos que nada saben de la especulación urbanística. Aún gozamos de decenas de playas totalmente vírgenes que son auténticas joyas naturales. Y te lo dice El Playólogo que ha recopilado “Todas las playas de Mallorca”, las 284 playas y calas que aparecen con todo lujo de detalles en mi guía. Y estas son siete de mis preferidas. ¿Vamos a conocerlas?
Miguel Ángel Álvarez Alperi comparte cada sábado la sección más veraniega de IB Magazine y nos desvela los secretos mejor guardados del litoral de Balears.
Descubre alguna de las mejores playas vírgenes de Mallorca sin falta de caminar, aparcando en la misma arena, y disfruta, si te apetece, de las mejores excursiones caminando por el litoral del Parc Natural de Llevant.
Después de haber recorrido por tierra, mar y aire las 284 playas y calas de Mallorca y de haberlas documentado con todo lujo de detalles en mi guía de “Todas las playas de Mallorca” llega el momento de escoger para ti alguna de las mejores playas vírgenes, pero para comodones, para los que os cueste tener que caminar del coche a la arena. Hay incluso una con chiringuito (para que no te falte la cervecita bien fría). Pero antes quiero romper una lanza a favor de Mallorca, mi querida Roqueta, la mayor de Illes Balears. Y quiero defenderla de quienes afirman que aquí solo hay bloques de hormigón y playas atestadas de turistas venidos del norte. De los que solo se fijan en ella cuando es noticia por los altercados entre jóvenes británicos y eso que llaman el balconing, la peligrosa moda que tantos disgustos nos ha dado, como si esto fuera el mal de toda una isla.
Pero no. Amigos míos… eso no es Mallorca.
Mallorca es una isla repleta de parajes protegidos y parques naturales a los que solo llegan los viajeros (que no los turistas), de tramos de costa vírgenes con playas hermosísimas además de un Parque Nacional (el del archipiélago de Cabrera) que es único en el Mediterráneo.
Y para redescubrir esta otra Mallorca yo os recomiendo, por ejemplo, centrar vuestra atención en el Parque Natural de Llevant, en el extremo NE de la isla. Estos parajes atesoran playas vírgenes como las de cala Torta, Mitjana, Es Matzoc, Sa Font Celada, Arenalet des Verger… y lo más curioso que hay algunas (las dos primeras) a las que se puede llegar en coche hasta la misma arena, para gusto de los más comodones.
Son arenales donde todavía es posible la felicidad plausible: la de estar con los pies enterrados en la arena y la mente en las nubes, la de disolverse en esas aguas de esmeralda y turquesa líquida sin ver nada más que maquia mediterránea a tu alrededor. Como si nada hubiera cambiado desde aquellos tiempos en que sufríamos los ataques de los sarracenos y los piratas turcos.
Ochenta y cuatro atalayas contra los piratas.
Y lo de los sarracenos viene a cuento de la torre de defensa que se ve desde la playa de Es Matzoc, que es preciosa. La playa y la torre.
Imagínatela, ahí apostada, al borde del precipicio, asomada al Mediterráneo, como intentando atisbar en el horizonte la llegada de naves enemigas. Se puede (y se debe) subir por unas escaleras interiores de caracol y asomarse al vacío. Y sentarse a intentar imaginar cómo sería la vida de aquellos antiguos torreros.
Esta atalaya junto con otras ochenta y cuatro más fueron construidas a lo largo de todo el litoral mallorquín como sistema de vigilancia y defensa, ya que tras la invasión cristiana acaecida en 1229, los saqueos y expolios sobre las ciudades costeras de Mallorca por parte de los sarracenos fueron un continuo. Querían recuperar lo que había sido suyo. Es por ello que la mayoría de los grandes núcleos, a excepción de Palma, fueron construidos a cierta distancia de la costa, mientras que se mantenía un pequeño reducto a orillas del mar conocido como “port de” (Port de Soller, Port de Pollença, Port de Alcudia, Port de Andratx…). Porque nadie quería vivir cerca de la costa, de donde se sabía que nada bueno podía venir. Qué cosas…¿verdad? Ahora ocurre todo lo contrario. Que todos quieren tener vistas al mar y vivir bien cerquita de él.
Pero lo de alejarse de la costa no fue suficiente y al final se tuvo que diseñar algún sistema de vigilancia que alertara con la suficiente antelación de la llegada de naves enemigas. Inicialmente se constituyó un grupo de voluntarios que hacía guardia día y noche, así hasta que se construyó durante el siglo XVI esta red de torres de vigilancia intercomunicadas visualmente entre sí. En estas atalayas permanecían vigilando, día y noche, un grupo de dos o tres hombres. Estaban contratados por los vecinos del pueblo y alertaban de la presencia de tropas enemigas mediante señales de humo (de días) y fuego (de noche). Estaban intercomunicadas visualmente entre sí hasta que llegaba la noticia a Palma, donde se encontraba la Torre de l’Àngel, que actuaba como central militar y desde la que se tomaba la decisión de mandar las tropas necesarias. Mientras el tiempo apremiaba, y las gentes de los pueblos, armadas con palos y espetones, debía combatir como pudiera contra la furia de los afilados sables de los sarracenos.
Hoy aquellos tiempos han pasado pero estas playas siguen igual. Igual de vírgenes y hermosas. Estas y muchas otras más. Por eso quiero invitaros a redescubrir Mallorca y sus 284 playas y calas, las que solo se recogen en mi guía de “Todas las playas de Mallorca” muchas de las cuales aún se conservan vírgenes y esperando a ser descubiertas. Dadle una oportunidad y no la juzguéis antes de haberla conocido de verdad. Porque Mallorca esconde muchas sorpresas.
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Miguel Ángel Álvarez Alperi, playólogo y autor de las guías Todas las playas de…, y Mallorca Salada.
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