Los gobiernos deben poner atención y colaborar con la población civil, la que ha probado una y otra vez que es clave en, inundaciones, caps de fibló, grandes tormentas…
Guardia Civil, Protección Civil, Policías Locales, Bomberos, la UME, 112… Éstas son algunas organizaciones que usualmente imaginamos acuden al rescate durante catástrofes naturales de gran envergadura.
En realidad, quienes verdaderamente llegan primero suelen ser grupos de personas locales que se organizan para ayudarse unas a otras a sobrevivir esas grandes calamidades.
Estamos tan obsesionados con las respuestas técnicas a gran escala ante los desastres que olvidamos que la primera línea de la respuesta somos nosotros: nuestros vecinos, o personas anónimas que toman la iniciativa para ayudar a sus comunidades.
Aunque la mayoría de las investigaciones sobre la respuesta a los desastres a gran escala se concentra en las soluciones coordinadas y la respuestas profesionales, un estudio reciente, publicado en Environment & Urbanization, analiza más de cerca la función de las personas y las comunidades en la organización espontánea en la respuesta ante casos de desastre. El estudio se basa en una revisión exhaustiva de 120 estudios académicos e informes de investigación sobre la respuesta de las comunidades tras grandes desastres.
La gran conclusión es que la actuación por impulso e iniciativa propios de los residentes de la comunidad realmente prevalece en los esfuerzos de rescate y recuperación, especialmente en el período inmediatamente posterior a un desastre. Eso es porque nuestra reacción humana es ayudarnos unos a otros. Podemos depender, y de hecho dependemos, unos de otros para sobrevivir a los grandes desastres.
El estudio clasifica a estos voluntarios locales como ‘grupos emergentes’ y ‘voluntarios espontáneos’. Éstos son grupos de vecinos y desconocidos que se unen en situaciones de desastre. Aunque el saqueo y la actividad delictiva ocurren a veces durante los desastres, de echo la Guardia Civil ha alertado de la creación de varias cuentas falsas para ayudar a los damnificados, afortunadamente los impulsos altruistas y la organización de grupos de voluntarios destacan sobre el resto.
La naturaleza imprevisible de muchos desastres naturales —como esta torrentada de Sant Llorenç— implica que, en esos casos, los servicios de emergencia organizados no se pueden preparar con anticipación. Como resultado, la magnitud de estos esfuerzos voluntarios es considerable.
Pero los esfuerzos de los voluntarios espontáneos va mucho más allá de la búsqueda y el rescate. Abarcan toda la gama de respuestas de emergencia, desde ayudar en la limpieza, hasta reparar los daños materiales, o proveer de alimentos a los vecinos en apuros con el fin liberar al personal profesional de emergencias para que desarrolle actividades de respuesta más calificadas. Los voluntarios locales también tienen la ventaja de interpretrar el diseño de su entorno, sus calles, plazas y casas , así como un conocimiento de las costumbres de la gente que vive en ellas, una magnífica herramienta para ganar valiosos minutos en los rescates.
Cuando se trata de cómo los seres humanos responden a los desastres, los voluntarios organizados espontáneamente dispuestos a ayudar a los damnificados son la primera línea de defensa en el rescate y la supervivencia.
Cuando se trata de cómo los seres humanos responden a los desastres, los grupos organizados espontáneamente son la primera línea de defensa en el rescate y la supervivencia. Aprendamos más de ellos, de su extraordinaria forma de movilizar, coordinar y aprovechar sus esfuerzos. Enhorabuena, especialmente a los jóvenes llorençins y de la comarca del Llevant de Mallorca por su admirable reacción ante esta tragedia.
agradecimientos fotos: RTVE, Antena 3 TV, EFE