Fenómenos extraños en la antigua Diputación de Granada

¿QUÉ OCURRIÓ EN ESTE LUGAR HACE 32 AÑOS Y POR QUÉ NO SE HA RESUELTO EL MISTERIO?

Treinta y dos años ha hecho del comienzo del caso paranormal más raro, espeluznante y famoso de la historia de la España Misteriosa.

Todo se remonta a la Reconquista española entre el año 722 y 1492 y concretamente en la capital de Granada. Justo en la zona de la que vamos a hablar que en la actualidad está la céntrica calle de Mesones, una de las calles granadinas más conocidas, existían 3 mezquitas o templos árabes que más tarde y con el paso de los años se convertiría uno de ellos en el “Convento de las angustias” y años más tarde, la Iglesia de la Magdalena.

Esta iglesia se cerró con el pretexto de que era una iglesia muy pequeña para un barrio tan céntrico. Pero, por otro lado, lo que se dijo, es que en esa iglesia sucedían cosas inexplicables como desprendimientos de imágenes sagradas, roturas de lienzos en alturas inalcanzables para las personas a no ser mediante andamios, presencias extrañas e incluso las reiteradas veces en que los niños jugaban a escuchar ruidos, lamentos y quejidos pegando las orejas a las paredes de la iglesia.

¿CUÁNDO Y CÓMO EMPEZÓ TODO EN NUESTRA ÉPOCA ACTUAL?

Existe un testigo, valiente donde los haya, que es el que después de más de treinta años ha decidido contar lo que realmente ocurrió allí y qué le sucedió a él personalmente.

Manuel García Fernández (ex policía nacional) en su día fue encargado de la custodia del edificio de la antigua Diputación de Granada, actual Catastro de Granada.

Este señor tiene un conocimiento amplio sobre ese edificio. Él cuenta que han ocurrido muchísimas cosas en dicho inmueble.

Todo sucede cuando el arquitecto y funcionario de la Diputación Manuel Rodríguez, comienza a realizar su trabajo para la rehabilitación del edificio que en aquel entonces había sido unos grandes almacenes, concretamente “Word Word”. Almacenes que antes se les denominó “Almacenes de la Magdalena”, hasta que “Word Word” los adquirió y después se transformarían en oficinas y departamentos de la Diputación de Granada, lo que hoy en día es la Delegación de Economía y Hacienda, Catastro. Justo al lado del edificio, al parecer había un edificio contigo, pero más pequeño. Para realizar las obras de la Diputación, había que derribar una de las paredes, concretamente uno muro de 1.20 metros de grosor para poder comunicar ambos edificios.

¿QUÉ SUCEDE EN EL TRANSCURSO DE LAS OBRAS EN LA SEDE DE LA ANTIGUA DIPUTACIÓN?

En las obras comenzaron a aparecer huesos y restos humanos tanto de adultos como de niños, concretamente de niñas, constatado por los forenses.

Al parecer en ese lugar concreto en su tiempo se hallaba la iglesia de la Magdalena, justo donde hoy se levanta la Delegación de Hacienda. En ese lugar, lo que hoy es la calle Mesones, en 1.891, un coche fúnebre tirado por caballos tuvo un grave accidente atropellando a varios niños y arrebatándoles la vida.

Nuestro protagonista Manuel García Fernández, cuenta que en la diputación solo dejaban a una persona por la noche para custodiar el edificio. Un policía nacional con su revolver reglamentario, en este caso era él la persona en cuestión.

En 1991, en una de esas noches en las que Manuel estaba al cargo de la custodia de la reciente Diputación de Granada, existía una puerta que se comunicaba por lo visto con el salón de actos. Era una puerta que solo podía abrirse desde dentro y no desde la calle. Es decir, solo él podía abrir esa puerta. Confiesa nuestro testigo que cuando él se encontraba en su despacho haciendo los pertinentes trámites burocráticos, de repente, tres golpes enormes se escucharon en el salón de actos. Tres golpes con la misma intensidad y potencia, lo cual descarta que algo hubiese caído al suelo. Manuel se quedó helado. Se levantó desenfundó su arma reglamentaria y con muchísimo miedo y así lo confirma el propio testigo, se dirigió al salón de actos avisando en voz alta que si había alguien ya fuese para gastarle una broma o no, él llevaba un arma en la mano y que podría tener consecuencias drásticas. Lo advirtió varias veces mientras se dirigía al cuadro de luces que se encontraba a unos veinte metros de donde se hallaba en ese momento. Revisó las tres plantas exhaustivamente, los cuartos de baño, cualquier rincón del edificio. Nada, allí no había nada ni nadie. Cuando de repente volvió a sonar un tremendo golpe intencionado. Un golpe como desafiando a Manuel, como diciendo: no te tengo o no te tenemos miedo. Manuel, preso del pánico no tuvo más remedio que utilizar el arma reglamentaria a sabiendas de que debería dar explicaciones dado que un arma reglamentaria no puedes usarla sin más. Pero tal era la seguridad de Manuel de que allí había algo, que para intimidar y poder protegerse a sí mismo de lo que allí hubiese, optó por disparar a la tierra de un macetero que había justo al lado de suyo.

Antigua sede de la Diputación de Granada, actual Catastro de la ciudad.

¿CÓMO ACABÓ ESTE MISTERIOSO CASO REAL?

Pues la cosa no acabó ahí. Cuenta Manuel que, pasadas unas horas, mientras él estaba sentado en su despacho intentando asimilar lo que le había ocurrido, el hall del pasillo comienza a iluminarse. Una luz casi cegadora de color blanco se apodera de todo el hall. Manuel se queda estupefacto porque después de lo sucedido hacía unas horas, no podía creer que lo que le estaba ocurriendo. Cuando Manuel se fija en el centro del hall, se da cuenta de que hay una figura humana. Una figura con un hábito, un hábito de monje. Era un monje cuya expresión de la cara era la de un rostro triste, un rostro con barba, serio con la mirada perdida. En un momento dado Manuel, estático por el miedo que estaba pasando, observa como el monje gira su cabeza dirigiendo su mirada a los ojos de Manuel, y en un momento dado el monje habló.

Le dijo: – ¿Querías verme? … desapareció.

Automáticamente el monje o el fraile… desapareció. Manuel, se frotó los ojos desesperadamente y hasta llegó a pensar que estaba siendo víctima de una mala pasada de su subconsciente por lo sucedido. Manuel contó esto a muy pocas personas, realmente a las que debía contarlo y dar las explicaciones oportunas.

retrato robot del Padre Benito

Pasado un tiempo, Manuel un buen día leyendo el periódico “El ideal”, le llamó la atención una historia. Una historia que narraba sucesos extraños y sonidos relacionados con un fraile en la Diputación de Granada.

Manuel entendió que lo que él vio, era real. Manuel empezó a escuchar relatos de arquitectos y funcionarios que narraban como estando en las mesas de trabajo, los papeles, archivadores y pisapapeles se desplazaban de un lado para otro delante de ellos.

De hecho, en el año 86, los informativos y medios de comunicación en general, contaban como varios empleados de la Diputación de Granada se negaban a seguir trabajando allí por extraños motivos. Archivadores de más de 150 kilos se desplazaban solos. Operarias de limpieza contaban cómo habían sido arrastradas por el suelo tal y como si fuera una película de terror.

El vicepresidente de la Diputación en aquel entonces, José Luís Medina, autoriza a que durante tres noches se investigue, concretamente del 21 al 23 de diciembre. Investigación que hoy en día pocos o casi nadie quieren hablar de ello.

¿Por qué callan? No lo sabemos o al menos esos testigos no quieren hablar.

A pesar de todo, Manuel le echó valor y pasado un tiempo volvió a la Diputación a trabajar de noche. Pasadas unas noches, Manuel empezó a oír los lamentos de un niño. El llanto de un niño sollozando. Manuel pensó que podía ser un niño que hubiese quedado encerrado quizás por travesura o por cualquier otro motivo. Pero de lo que estaba seguro es de que había un niño llorando desconsoladamente dentro de la Diputación de Granada. Manuel buscó, buscó y buscó y jamás encontró a nadie…

REFLEXIÓN: Estuve allí. No me dejaron grabar. Pero, aun así, las sensaciones que pude notar me advertían de que aquel lugar tenía una historia, supongo que por propia sugestión, no muy agradable…

David Fernández, experto en ciencia, evolución y misterio. Autor de la Misterioteka 

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