Este domingo 28 de octubre cambia la hora para adecuarse al horario de invierno. A las tres de la madrugada del domingo tendremos que retrasar el reloj hasta las dos, de forma que éste será el único día del año con 25 horas, en lugar de 24. El final del horario de verano lo marca una directiva europea que afecta obligatoriamente a todos los países miembros de la UE. Aunque el invierno no comienza hasta el 21 de diciembre, el cambio de hora provoca en muchas personas un giro psicológico, que implica dejar atrás los días luminosos del verano, el tiempo de ocio y relajación, y cambiar el ritmo vital para adentrarse en una época de frío, trabajo y anocheceres tempranos.
Según los expertos en psicología y cronobiología, el organismo tarda, en ocasiones, en sincronizar sus biorritmos a estos cambios. Esto puede propiciar, en algunas personas, una mayor irritabilidad, somnolencia, falta de apetito y bajada del rendimiento intelectual e incluso sexual.
El cambio horario, que conlleva para algunos tristeza y rechazo a sumergirse en el ritmo de invierno, proporciona, sin embargo, beneficios económicos. Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, dependiente del ministerio de Industria, el ahorro que habríamos conseguido durante los meses que ha estado vigente el cambio horario alcanzaría los 300 millones de euros, el 5% del consumo eléctrico en iluminación. De hecho, el cambio de hora comenzó a generalizarse a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación.
Recuperamos de esta forma lo que se considera la hora oficial en España, que se corresponde debido a su posición geográfica con ir 1 hora por delante del Tiempo Universal del Meridiano 0º (GMT), el meridiano de Greenwich, y que abandonamos a finales de marzo al adoptar el horario de verano, con 2 horas por delante del GMT. Podríamos decir por tanto que el verdadero cambio horario es el de verano, mientras que lo que hacemos ahora es deshacer el cambio y volver al horario que nos corresponde.
Esta medida de cambiar la hora comenzó a realizarse en España en 1918, y ha seguido manteniéndose hasta la actualidad excepto desde 1950 hasta 1973, cuando durante todo el año se mantenía el ahora llamado horario de invierno. En total serán unos 50 países en el mundo los que el próximo domingo cambien la hora, entre ellos todos los países de la UE, en cumplimiento de una directiva europea.
En definitiva recuerden atrasar sus relojes el próximo domingo, un día por cierto que será el más largo del año, ya que tendrá 25 horas.