La Dirección General de Tráfico (DGT) quiere seguir por la senda de mejorar la seguridad vial de los conductores, peatones y demás usuarios de la vía, por eso mismo tiene el ojo puesto en la renovación del carnet de conducir, especialmente en mayores de 65 años. En España no existe límite alguno a la edad para continuar conduciendo, de lo que depende poder seguir al volante es de las capacidades y las aptitudes de cada conductor. Para llevar un control mayor, la DGT se plantea reducir el periodo de renovación del permiso.
Hasta el momento, a partir de los 65 años se renueva el permiso de conducir cada cinco años en los que se tiene que realizar el reconocimiento médico en el que se evaluará las capacidades de la persona. «Si durante el reconocimiento médico se detecta una enfermedad» explica la DGT.
Ya en noviembre de 2021 María José Aparicio, subdirectora de Educación y Formación Vial de la DGT, explicaba que «el 30% de los fallecidos en accidentes de tráfico en la Unión Europea son mayores de 65 años. En España en 2019, el 28% de los fallecidos en accidente de tráfico eran mayores de 65 años. Estas cifras se van a agravar, si no hacemos nada, por el envejecimiento de la población».
Uno de los problemas es que una persona de 90 o 95 años, por ejemplo, también renueva su permiso cada cinco años, por lo que es importante el cambio de plazos, una medida que lleva meses encima de la mesa, pero de la que realmente no hay noticias ni nada firme sobre la mesa. Según datos de 2019, en España había en torno a 2.063.000 conductores.
No obstante, la idea de la DGT no solo pasa por los mayores de 65 años, sino reestructurar los plazos para todos los permisos de conducir. Hasta el momento, los menores de 65 años lo renuevan cada 10 años, mientras que, si superas esa edad, pero te dedicas profesionalmente a la conducción, debes pasar el reconocimiento cada tres años.
Recordemos que los mayores de 64 años representan en torno al 26% de los fallecidos en accidentes de tráfico, aunque apenas suponen el 16% del total de conductores. La cifra es alta incluso teniendo en cuenta que este grupo demográfico apenas alcanza una quinta parte (19,6%) de la población española, lo que lleva a incluirles en la categoría de vulnerables, como ya ha hecho la DGT en su balance estadístico.
Ese carácter de vulnerable se plantea no solo en su papel de conductores, sino también como peatones. De hecho, más de la mitad de los peatones fallecidos y el 40% de los heridos graves tenían más de 65 años.
Fortaleza física
Son más vulnerables porque a la pérdida de aptitudes psicofísicas (más problemas de visión, pérdida de oído, de reflejos…) se suma el mayor riesgo de sufrir lesiones y/o de morir que una persona más joven ante un siniestro de similares características. Esto es debido básicamente, según explica un reciente informe de FESVIAL (Fundación para la Seguridad Vial), “a la diferencia de constitución y fortaleza física que tiene el cuerpo humano en función de la edad”. De hecho, según dicho informe de FESVIAL, “la letalidad en siniestros con personas mayores se puede quintuplicar”.
“Las capacidades psicofísicas en los mayores hacen que tengan una reacción más lenta, tanto muscular como mentalmente y, a la hora de pisar el freno, por ejemplo, no lo hacen con la misma intensidad y rapidez que un joven. Lo mismo ocurre a la hora de interpretar lo que ocurre en su entorno. Por ejemplo, los deslumbramientos afectan de manera muy grave a los conductores de más edad, tienen peor agudeza visual, un campo más estrecho con problemas para percibir lo que hay en los laterales…” apunta Luis Montoro presidente de FESVIAL y catedrático de Seguridad Vial.
Las pérdidas de visión, que afectan más a las personas mayores, se agravan de noche.
En este sentido, FESVIAL plantea:
• Exploraciones psicofísicas más exhaustivas cada dos años para los mayores de 70 años, acompañadas de un programa de vigilancia de la salud que contemple las capacidades necesarias para conducir con seguridad como visión, audición, reflejos, atención…
casi la mitad de los mayores de 65 años tiene prescrita una media de 5 medicamentos al día, algunos de ellos, incompatibles con la conducción.
• Incentivar la renovación del parque de vehículos. Los más modernos incorporan sistemas de seguridad y ayudas a la conducción que pueden compensar esas pérdidas de los mayores –por ejemplo, el Sistema de Mantenimiento de Carril o los Avisadores de Ángulo Muerto–.
• Mejorar las infraestructuras, tanto en el diseño del trazado como clarificando la señalización, iluminando puntos críticos o implementando medidas de contención y seguridad que ‘perdonen’ los errores.
• Mayor implicación de los sistemas de salud y atención primaria. Es básico que los profesionales sanitarios se impliquen en facilitar siempre un consejo sanitario en materia de seguridad vial, por ejemplo, informando de la interferencia en la conducción de determinados fármacos cuando se recetan. En Francia o Suecia, si el médico de Atención Primaria detecta que hay un problema con un paciente o desarrolla una patología que puede afectar a la conducción lo comunica a las autoridades de tráfico, algo que en España no se hace.
• Establecer programas de formación para los colectivos de mayores en los que se recuerden las normas básicas, la implementación de tecnologías y se les ayude a comprender los riesgos a los que se enfrentan por la edad, como en la conducción nocturna.
Una noticia de actualidad que te acerca Centres Mèdics Cánovas, basada en la información de la revista DGT
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