Bill Gates contra los libros escolares obsoletos y más tecnología actual

Esta semana traemos la reputada opinión de Bill Gates al respecto de los libros de texto, la nueva Gran Muralla China, la genialidad del MIT para diabéticos y la lucha de los Oscars por mantener el interés.

Bill and Melinda Gates

Después de disfrutar de una de nuestras útiles listas (sabemos que hemos salvado el San Valentín de más de uno y de una), volvemos a una semana cargada de novedades tecnológicas que nos encantan con productos y reflexiones sorprendentes.

Bill Gates dixit: «Los libros de texto se están volviendo obsoletos»

Libros escolares

Este comentario vertido por Bill Gates, el archifamoso fundador de Microsoft, retirado hace años del mundo empresarial para dedicarse él, su mujer Melinda y, sobre todo, su inabarcable fortuna, a la filantropía, lo que le permite acceder a conocimiento y experiencia sobre diferentes grupos sociales. Y esta semana ha puesto el acento sobre un tema del que ya hablamos hace más de un año en nuestro programa: los actuales libros de texto, y no los deja nada bien parados (tal y como dijimos nosotros en su momento).

Bill Gates detenido
Siempre es un buen momento para recordar la épica fotografía de Bill Gates sonriente detenido en 1977 por exceso de velocidad y saltarse un semáforo en rojo.

Bill Gates y su esposa Melinda opinan que el software está cambiando el aprendizaje de los estudiantes en todas las disciplinas. Afirman que las herramientas digitales de aprendizaje tienen  muchísimas ventajas: «supón que estás estudiando álgebra en el instituto. En lugar de leer un capítulo dedicado a resolver ecuaciones puedes consultar el texto online, ver un vídeo perfecto que muestra cómo se hace y jugar a un juego que refuerza esos conceptos».

Ese tipo de cosas se unirían a la resolución de problemas online con un software que se centraría en detectar dónde estás encontrando más problemas para entender esas lecciones. Y todo ello, afirma Gates, «es un complemento a lo que hacen los profesores, no un sustituto». De hecho los profesores tendrían informes sobre lo que has leído y visto, qué problemas resolviste y cuáles no, y las partes en las que necesitas más ayuda.

Desde luego, tener los libros en una tablet, no pagar por impresión ni distribución de los libros (sin lugar a dudas, la parte más cara de la producción de un libro), poder ampliar la información con accesos que completen desde fuentes autorizadas (RAE, National Geographic, museos, etc…), adaptarse a nuevas experiencias con nuevas tecnologías como Realidad Virtual o Realidad aumentada con las que el estudiante pueda ver, tocar y mover una molécula orgánica (guiño a nuestro compañero Pedro Juan Llabrés), es algo que desafortunadamente los libros tradicionales no podrán hacer nunca. Y no adoptar esta solución no tiene ni la excusa del precio, ya que el primer año, pagando la tablet que pueden utilizar durante toda la vida lectiva del estudiante, puede salir más barato que los libros de un solo curso de un estudiante medio.

China construye la Gran Muralla otra vez, pero esta vez para hacer un mundo más sostenible

Placas solares

Que no se asuste nadie, la llamada «nueva Gran Muralla China» no está destinada a separar ni proteger, sino más bien todo lo contrario. Se trata de la mayor planta solar del mundo, a pleno rendimiento, y que supone un hito de la tecnología y la sostenibilidad, aunque en ocasiones, parezca un concepto paradójico relacionado con el gigante asiático.

Sólo en 2018, China instaló la potencia equivalente a 10 centrales nucleares en energía solar. Y es que según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, el 60% de los paneles solares se construyen en China. A corto plazo desprenderse del carbón es inviable, pero la misma agencia estima que para 2040, la mitad de la producción energética del gigante chino será con fuentes renovables.

En 2015 se construyó la planta solar más grande del mundo aprovechando uno de sus numerosos desiertos, en concreto en el desierto de Tengger, que ofrece los dos grandes requerimientos de una planta solar: espacio para instalar las placas y sol. Esta planta, conocida como Tengger Desert Solar Park, lidera desde hace dos años la producción energética solar, y por esta razón se la conoce popularmente como «La Gran Muralla China del Sol«.

Tengger Desert Solar Park

Es de lejos la mayor planta solar del mundo. Tanto en extensión, con un área que cubre en su totalidad 1.200 kilómetros cuadrados, como en potencia, con una producción máxima de 1.547 MegaWatts. Solo teniendo en cuenta el tamaño de las propias placas solares tenemos una superficie efectiva de 43 kilómetros cuadrados.

Tiene una potencia más de 500MW mayor que el resto de plantas chinas y casi 200MW más que su principal rival en la India.

Con 1.547MW alcanzados, el Tengger Desert Solar Park está considerado la planta solar más grande del mundo. Sin embargo desde la India se ha iniciado ya un proyecto que pretende rivalizar con esta producción e incluso está planificado superar la barrera de los 2.000MW.

En ocasiones, criticamos a China por sus medidas anti-privacidad que aplican en detrimento de sus ciudadanos, pero en esta ocasión debemos ponernos de pie y aplaudir. Y, mientras tanto, en España suspiramos porque acabamos de derogar «el impuesto al sol».

El MIT quiere que los diabéticos se olviden de las jeringuillas

Cápsula de insulina desarrollada por el MIT
Fuente: MIT News

Y parece que lo han conseguido. La diabetes afecta a 415 millones de personas en el mundo, que deben controlar su nivel de glucosa con inyecciones de insulina, método invasivo, doloroso y poco práctico. Pero para eso tenemos al MIT y la creatividad de sus ingenieros e investigadores.

Un nuevo desarrollo del MIT, que además cuenta con el apoyo del Colegio de Medicina de Harvard, el Brigham and Women’s Hospital y la farmacéutica Novo Nordisk, consistente en una cápsula oral de insulina que ayudaría en el tratamiento de pacientes con diabetes tipo 1, viene a paliar este problema.

La solución es extremadamente ingeniosa, por la tecnología empleada en esta cápsula, la cual se basaría en una pequeña aguja hecha de insulina comprimida que se inyectaría una vez que la cápsula llegase al estómago. El tamaño es similar al de un arándano y se debería administrar diariamente una sola vez para controlar los niveles de glucosa.

Según explican, la punta de esta aguja estaría fabricada «casi 100% de insulina liofilizada y comprimida», mientras que el resto de la aguja, que no entraría en la pared del estómago, estaría hecha de «otro material biodegradable». Dentro de la cápsula, la aguja estaría unida a un resorte comprimido que se mantendría en su lugar gracias a un «disco de azúcar». Una vez que se traga la cápsula, el agua en el estómago disolvería el disco de azúcar, liberaría el resorte e inyectaría la aguja.

Como el estómago no tiene receptores de dolor, se cree que los pacientes no sentirían la inyección y no afectaría ninguna de sus actividades diarias. Otro de los detalles interesantes del proyecto, es que se diseñó un sistema para que la cápsula dirija en todo momento la aguja hacia la pared del estómago, esto sin importar cómo haya caído o los movimientos naturales del cuerpo humanos y sus órganos.

En las primeras pruebas, la aguja se ha disuelto en aproximadamente una hora, logrando liberar la insulina en el torrente sanguíneo con éxito, según afirman. Aquí los investigadores mencionan que gracias al diseño de la cápsula podrían ser capaces de ajustar la velocidad de las dosis, e incluso se habla de poder administrar cualquier fármaco proteico que a día de hoy debe inyectarse.

Cuando se une la excelencia tecnológica y biomédica, los resultados siempre son alucinantes.

Los Oscars y la lucha por que su ceremonia no sea irrelevante, y no imagináis quien es el culpable

Oscars

Estamos cerca de la celebración de la cada vez menos esperada ceremonia reina del cine.

El año pasado la 90ª ceremonia de los Oscar lograba un hito deprimente: batía el récord de mínimo número de espectadores de esta celebración del mundo del cine. Directivos de Disney y ABC llegaban a la misma conclusión: los Oscar se enfrentan a la irrelevancia.

El año pasado, que se celebraba la 90ª ceremonia de los Oscars, un número que al celebrar un nuevo decenio parece que debería ser sinónimo de éxito y grandes cifras, nada más lejos de la realidad: tiene el dudoso honor de ser la ceremonia con menos espectadores de las emisiones modernas. Esto demuestra que su peso e interés está disminuyendo, y el culpable, además de por una larguísima ceremonia y por inventos que no cuajan año tras años (por ejemplo, han tenido que recular de su intención de dar algunos Oscars «menores» durante la publicidad para acortar la ceremonia, con el consiguiente enfado público de personajes de peso de la industria), es un sector que conecta muchísimo más con el público joven: los videojuegos.

La ceremonia The Game Awards, el equivalente de los Oscar de los videojuegos, creció un 128% en audiencia en su pasada edición. Con grandes estrellas de, paradójicamente, la industria del cine entregando numerosos premios, bate, año tras año, sus records de audiencia, basada en un gigantesco streaming a través de Internet. Y la duración no es una excusa, ya que la celebrada el pasado diciembre, dura 4 horas. La dejamos completa a continuación para el que tenga curiosidad. No tiene desperdicio si eres aficionado a los videojuegos.

La calidad y cantidad de nominados también ayudó en esos premios. Una industria que no para de crecer y que lo demuestra en interés y seguimiento de los torneos de esports y, evidentemente, los ingresos generados por este segmento. Para que nos hagamos una idea, en un año Fortnite, un juego gratuito en el que en ningún caso es obligatorio pagar para jugar o para ganar, va a recaudar más dinero que todo el cine español.

Da igual el tipo de entretenimiento o el tipo de información que producen los creadores de estos contenidos: todos luchan por nuestra atención, y aquí la partida la están ganando cada vez más juegos como Fortnite o Apex Legends, que demuestra que la gente cada vez quiere ver menos los Oscar y más The Game Awards.

Quién lo hubiera dicho.

Xisco Luque, programador y experto en actualidad tecnológica de IB Magazine

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