Arrózame, junto a CEPAD y el Gobierno Municipal de Concepción se implican en el proyecto del ‘pahuichi de doña Asunta’

Desde sus inicios el movimiento Arrózame ha venido trabajando en diferentes proyectos. Desde hace seis años el chef y maestro arrocero Kike Martí junto al jefe de estudios de la Universidad para el Desarrollo y la Innovación (UDI), de Santa Cruz, en Bolivia Fernando Catalán, ofrecen la oportunidad de ampliar la formación de jóvenes estudiantes bolivianos, siendo cada año mayor el número de interesados por venir a Mallorca. Dentro de los nuevos frentes solidarios Arrózame «pretende ser algo más que una empresa de organización de cáterings y de formación», como indica Martí. «La sensación que produce tener capacidad para ampliar y ayudar es maravillosa y convierten los proyectos en globales ya que hemos demostrado que tenemos un respaldo de calidad» apunta Kike a IB Magazine. «Ahora queremos seguir apostando en la Chiquitanía boliviana por gente entrelazada por la gastronomía tradicional que continúan elaborando platos propios de la zona y que probablemente desaparezcan con el paso de los años«, señala.

El proyecto inmediato por iniciativa de CEPAD (Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible) el Gobierno Municipal de Concepción y la colaboración de Arrózame, se traduce en la construcción de un Pahuichi, el nombre dado a las viviendas rurales típicas hogareñas, casi siempre de techo a dos aguas, en la casi siempre cálida región de los llanos al este y sur de Bolivia e incluso en el extremo noroeste de Paraguay o Argentina, y que se puede considerar que es un tipo de rancho adaptado al clima tropical-continental.

En la extensa región de los llanos de Bolivia (en los departamentos de Pando y Beni, y parte del de Santa Cruz de la Sierra, donde trabajamos), se caracterizan por su gran amplitud térmica (desde aproximadamente los 0° a los 40 °C, según sea la estación y según soplen los vientos, por ejemplo los surazos), el rancho recibe el nombre de pahuichi consta principalmente de una habitación cerrada.

Aunque el rancho pahuichi es una vivienda típica de toda la región camba, actualmente mantiene su preponderancia de vivienda rural en la Chiquitanía boliviana.

Doña Asunta trabajando el barro para la elaboración de ollas y tinajas que en el futuro proyecto podrán venderse a los visitantes.

Para un viajero, la gastronomía debe tener su apartado. La cocina boliviana es muy uniforme aunque haya matices porque no son las mismas las necesidades alimentarias de quienes viven en el altiplano, a cuatro mil metros de altitud, y las de quienes residen, en este caso, en la Chiquitanía, a seiscientos o setecientos metros sobre el nivel del mar. La patata, en sus múltiples tipos y especies, forma parte de la alimentación básica. Y el arroz, la yuca y el maní. También el maíz. De carnes, la gallina y la res. La gente consume mucho queso. No hay comida sin queso criollo, preparado de distintas maneras. Una de ellas, el cuñapé, un delicioso horneado.

Un plato muy tradicional es el pututu una sopa espesa de maíz, muy ‘chiquitana’. «Nosotros nos interesamos por las madres y abuelas del lugar para ver la receta y descubrimos que hay varios platos que son famosísimos en toda la región pero que es necesario registrarlos para que no se pierdan con el paso de los años”, apunta Kike.

Este es uno de los platos que Doña Asunta, una de las cocineras y artesanas implicadas, tiene previsto elaborar en el futuro proyecto del pahuichi e incorporar sus platos en el ‘registro patrimonial gastronómico‘ en el que trabaja la Universidad para el Desarrollo y la Innovación (UDI), de Santa Cruz, en Bolivia junto a Arrózame, como indica Kike Martí. Un proyecto que pretende impulsar esta zona de Santa Cruz como atractivo turístico y ofrecer al futuro visitante la posibilidad de degustar su cocina popular y hacerse con la artesanía mas tradicional.

El viajero en Bolivia, y más en la Chiquitanía quedará sorprendido por su cocina, una pura fusión lograda espontáneamente, con los alimentos que los españoles llevaron a América y con los que ya tenían en el Nuevo Mundo.

Escucha PODCAST con todos los detalles de este nuevo proyecto solidario de Arrózame que nos cuentan Kike Martí, fundador de este movimiento arrocero y Rubens Barbery, presidente de CEPAD (Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible).